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viernes, octubre 18, 2024

Angela Carini y el debate de género de los Juegos Olímpicos 2024

La boxeadora italiana Angela Carini no pasó desapercibida en los Juegos Olímpicos del 2024, habiendo llegado para conseguir el oro con dedicatoria a su difunto padre y entrenador, con su muerte reciente habiéndose dado poco después de la participación de la boxeadora en los juegos de Tokio hace tres años.

A pesar de esto, poco le duró su contienda, la cual duró apenas 46 segundos antes de que abandonara su pelea contra su oponente argelina, Imane Khelif, teniendo ya manchado de sangre su uniforme. Esto sucedió luego de que recibiera un puñetazo en la nariz, y declarara a los periodistas que “nunca había sentido un puñetazo como uno de los que recibió de Khelif”.

Cabe destacar que a la boxeadora argelina se le había prohibido previamente participar en el Campeonato Mundial de Boxeo 2023 de la Asociación Internacional de Boxeo, luego de haber sido descalificada por no cumplir con los criterios de elegibilidad para la competencia femenina según la IBA (International Boxing Association). La anterior habría señalado igualmente en un comunicado que no fue sometida a exámenes de testosterona, teniendo como reemplazo una prueba que habría hallado sus ventajas sobre las demás competidoras femeninas.

Durante la pelea entre Carini y Kheif, Carini propinó algunos golpes frenéticos antes de dejar la misma, seguidamente no le estrechó la mano a su contrincante luego de que ésta fuera proclamada por el árbitro como la ganadora formal al levantarle la mano. Carini se mantuvo en el ring durante un momento antes de caer en lágrimas sobre sus rodillas.

La polémica de género de la contienda en el contexto de los Juegos Olímpicos

El desenlace del enfrentamiento y el historial de Khelif generaron controversias en torno a la boxeadora argelina, incluyendo la atención de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien afirmó que «los deportistas con características genéticas masculinas no deberían participar en competiciones femeninas», según Sky News. Meloni subrayó que esta prohibición no busca discriminar a nadie, «sino salvaguardar el derecho de las atletas femeninas a competir en condiciones de igualdad».

Los deportes femeninos se han transformado en un escenario de confrontación en torno a cuestiones de identidad de género, dado que algunos críticos sostienen que la participación en estas disciplinas debería restringirse a aquellas personas cuyo sexo biológico es femenino al nacer. Según un informe del New York Times, los atletas intersexuales, es decir, aquellos que presentan características biológicas tanto masculinas como femeninas, han sido objeto de un intenso debate. Khelif es reconocida legalmente como mujer y su identidad está reflejada en su pasaporte, según diversos medios de comunicación.

Mark Adams, portavoz principal del Comité Olímpico Internacional, declaró al Times que Khelif no se considera una atleta transgénero. Adams enfatizó que todos los competidores en la categoría femenina de los Juegos Olímpicos han cumplido con las normativas de elegibilidad establecidas. Khelif presentó una apelación y calificó su descalificación del Campeonato Mundial de Boxeo de la IBA el año pasado como una «gran conspiración», según NBC News. La IBA argumentó que su decisión de descalificar a Khelif era «extremadamente importante y necesaria para preservar la imparcialidad y la integridad de la competencia». Posteriormente, Khelif decidió retirar su apelación. La boxeadora argelina ha competido como mujer a lo largo de su trayectoria y participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, donde fue eliminada en cuartos de final por la boxeadora irlandesa Kellie Harrington, tras una decisión unánime.

Asimismo, los antecedentes de Khelif dieron pie, junto al resultado del combate, a críticas contra la boxeadora argelina, entre las cuales estuvo el zarandeo de Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, quien mencióno que “los atletas que tienen características genéticas masculinas no deberían ser admitidos en las competiciones femeninas”, de acuerdo con Sky News, de la misma manera que clarificó que la medida debía ser implementada no por motivos de discriminación, sino en cambio para “proteger el derecho de las atletas femeninas a poder competir en igualdad de condiciones.”

Marco Legal y Regulaciones Internacionales en la Participación de Atletas con Características Intersexuales

En el caso específico de los Juegos Olímpicos, ya se han mencionado las directrices que el COI ha establecido para la participación de atletas con variaciones en sus características sexuales, basadas en criterios como los niveles de testosterona. Estas normas han sido objeto de controversia y constantes revisiones, ya que buscan equilibrar la equidad competitiva con los derechos de los atletas a participar según su identidad de género. El caso de Khelif ilustra las dificultades de implementar estas normativas, ya que su descalificación en el Campeonato Mundial de Boxeo 2023 y su posterior participación en los Juegos Olímpicos de 2024 revelan inconsistencias en la aplicación de las reglas.

De acuerdo con el comunicado emitido recientemente en respecto a esta materia por el COI, la meta es no convertirse en cómplices de la discriminación, y todos los deportistas que participan en el evento cuatrienal cumplen con los requisitos de elegibilidad y registro de la competencia, así como con todas las licencias médicas requeridas.

La participación de atletas intersexuales y transgénero en competiciones deportivas también debe ser considerada bajo el marco de derechos humanos, específicamente en relación con la no discriminación y el derecho a la dignidad. La Carta de los Derechos Humanos de la ONU y otras normativas internacionales prohíben la discriminación basada en el sexo, lo que incluye cuestiones de identidad de género.

Desde una perspectiva legal, es crucial considerar las implicaciones de la jurisprudencia internacional en materia de derechos humanos, que exige que las políticas deportivas no sean discriminatorias y respeten la dignidad de los atletas. Sin embargo, la protección de la igualdad en la competición sigue siendo un desafío, lo que ha llevado a algunos países, como Italia, a solicitar una revisión más estricta de las regulaciones para garantizar que las competiciones femeninas sean justas para todas las participantes.

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