Durante los últimos días, la localidad de Mazán, en el sureste de Francia ha captado la atención de los principales medios de noticias del mundo a causa de las múltiples violaciones sufridas por Gisèle Pelicot.
El marido de la víctima, Dominique Pélicot, de 71 años, ha sido acusado de haberla drogado y violado, así como de haber organizado a numerosos hombres para que abusaran sexualmente de ella durante un periodo superior a diez años.
Gisèle Pélicot, de 72 años, descubrió lo que le había sucedido en 2020, cuando la policía le presentó imágenes halladas en el disco duro de la computadora de su esposo, tras su arresto por capturar fotografías bajo las faldas de mujeres en un supermercado.
A primera impresión, Dominique Pélicot parecía un hombre inofensivo: un esposo cariñoso y un abuelo ejemplar. Sin embargo, en septiembre de 2020, fue capturado por los guardias de un supermercado mientras utilizaba su teléfono móvil para grabar debajo de las faldas de varias mujeres.
Desde hace 50 años, Dominique está unido en matrimonio con Gisèle y es padre de tres hijos, además de abuelo de siete nietos. Desde 2011, ha reclutado a más de 80 hombres de Mazan y áreas adyacentes para llevar a cabo actos de violencia contra su esposa.
Hombres de diversas edades, comprendidas entre los 26 y 74 años, se presentaban en la residencia familiar con el propósito de agredir sexualmente a Gisèle, quien se encontraba inconsciente debido a la ingesta de sustancias, mientras su cónyuge registraba la situación en video y fotografías.
Según lo informado por las autoridades, los hombres contaban con directrices claras sobre su proceder: debían dejar el automóvil a una distancia considerable de la casa para no generar sospechas y esperar una hora hasta que las drogas que Dominique había administrado a Gisèle comenzaran a hacer efecto.
Una vez que entraban, debían quitarse la ropa en la cocina y calentar sus manos utilizando agua caliente o el radiador. El uso de tabaco y perfume estaba estrictamente prohibido, debido a la preocupación de que estas fragancias pudieran despertar a Gisèle.
La víctima ofreció su declaración la semana pasada en el juicio que se desarrolla en el Palacio de Justicia de Aviñón. En Mazan, el pueblo donde se produjeron los terribles incidentes, a poco más de media hora en coche del tribunal, existen diversas opiniones y algunos intentan minimizar la gravedad de lo ocurrido.
Louis Bonnet, alcalde de Mazán y de 74 años, buscó restar relevancia a las tensiones, argumentando que la mayoría de los presuntos violadores eran de otros pueblos, y presentando a los Pélicot como individuos ajenos que no habían habitado en la localidad por mucho tiempo.
En Francia, la ley garantiza a los acusados una cierta protección contra la identificación en los medios, pero Gisèle Pélicot decidió renunciar a su derecho legal a la privacidad, prefiriendo ser un símbolo de lucha para muchas mujeres francesas.
No obstante, Dominique Pélicot todavía no ha realizado ninguna declaración. Su equipo de defensa ha señalado que enfrentó problemas de salud y tuvo que ser trasladado al hospital.