El cruzar la calle imprudentemente, sin prestar atención a los semáforos o a los carros y a sus alrededores, o mejor conocido como jaywalking en inglés, ha formado siempre parte del agitado ritmo característico de Nueva York.
Esta práctica que ha sido siempre casi tradición de por sí para los locales, antes ilegal desde 1958, ha pasado a ser ahora legalizada.
Durante el mes de septiembre, el Concejo Municipal aprobó una normativa que otorga a los peatones la facultad de cruzar la calle en cualquier momento, sin tener que respetar las señales de tráfico. El fin de semana pasado, esta normativa se convirtió en ley, dado que el alcalde Eric Adams no firmó ni rechazó el proyecto en el plazo de 30 días establecido.
Anteriormente, incurrir en jaywalking estaba penado con una multa de hasta 250 dólares.
En Venezuela, en contraste, los literales 1, 2, 4 y 7 del artículo 292 del Reglamento de Tránsito y Transporte Terrestre establece que les está prohibido a los peatones: «transitar por las vías, salvo cuando no existan aceras. En este caso deberán cumplir con las normas establecidas al afecto, entrar repentinamente a las pistas vehiculares sin comprobar previamente que los vehículos en circulación permitan efectuar la operación con seguridad, transitar por los autopistas, [y] cruzar las vías en forma diagonal».
Sin duda alguna, es una práctica que puede conllevar riesgos. De acuerdo con el testimonio del Departamento de Transporte de la Ciudad de Nueva York, en los últimos cinco años, 200 personas han muerto al cruzar la calle en medio de la cuadra o al no respetar las señales de tráfico, lo que representa alrededor del 34% de todas las muertes de peatones. Asimismo, el artículo 110 de la Ley de Tránsito menciona la aplicación de las leyes de tránsito en al menos 18 casos en los que los usuarios serán sancionados con multas de entre 1 a 10 unidades tributarias.
Aquellos que apoyan la propuesta legislativa, incluyendo a la concejal Mercedes Narcisse, sostienen que esta medida es un paso importante para avanzar en la justicia racial. A lo largo de la historia, la policía de Nueva York ha enfrentado reproches por su enfoque en sancionar a personas de color por delitos menores como el cruce indebido de calles.
Aún con lo anterior, destacó previamente en una declaración por correo electrónico que en el 2023, el 92% de las citaciones por motivo de jaywalking correspondían a neoyorquinos de orígenes afroamericanos y latinos.
Sin embargo, es importante destacar que la legislación que autoriza el cruce imprudente de calles comenzará a aplicarse oficialmente en febrero, aunque esto no elimina los peligros vinculados a esta práctica habitual.
Liz García, portavoz del alcalde, subrayó los peligros de cruzar la calle de manera imprudente en una declaración, señalando que el proyecto de ley deja claro que atravesar la vía en rojo y en medio de la cuadra es una conducta sumamente arriesgada.
«La seguridad de todos los usuarios de la vía se incrementa cuando se respetan las normas de tráfico», afirmó, añadiendo que los peatones deben «aprovechar los mecanismos de seguridad» en los cruces y atravesar «por el paso peatonal cuando se encienda la señal de cruce».
A la vez, Narcisse indicó que la normativa no pasa por alto la seguridad, destacando que se asegura de que las medidas de seguridad pública sean justas y equitativas. Los peatones, automovilistas y ciclistas deben asumir la responsabilidad de utilizar las calles de forma segura.
Aunque los residentes pueden sentirse cómodos al cruzar la calle de manera imprudente, esta práctica representa riesgos significativos para los millones de turistas que visitan la ciudad de Nueva York. En 2023, la Oficina del Contralor del Estado de Nueva York reportó que 62.2 millones de personas llegaron a la ciudad, consolidándola como uno de los diez destinos turísticos más importantes del mundo.
Según David C. Schwebel, profesor de psicología en la Universidad de Alabama en Birmingham y experto en la seguridad de los jóvenes, las personas de la mayoría de los países y culturas tienden a estar relativamente seguras, ya que suelen esperar un momento seguro para cruzar o seguir a la multitud. Esta tendencia puede ayudar a mitigar los riesgos asociados con el cruce imprudente de calles.
Sin embargo, en otras naciones donde el cruce imprudente es una práctica común y aceptada, la situación podría ser diferente. Las normas culturales y las actitudes hacia la seguridad vial pueden influir en el comportamiento de los peatones, lo que podría aumentar la probabilidad de accidentes en esos contextos.