El costo de la agenda de grandes gastos del presidente Joe Biden está a punto de volverse mucho más real para las familias estadounidenses de altos ingresos.
Biden está sopesando una nueva serie de aumentos de impuestos dirigidos a los hogares ricos para financiar la segunda fase de sus planes de infraestructura multimillonarios, según personas familiarizadas con las discusiones, después de establecer una serie de impuestos propuestos el mes pasado para que las corporaciones financien su primera. propuesta.
Es probable que el nuevo conjunto de propuestas, necesario para ayudar a sufragar el costo de un paquete de gastos centrado en inversiones en la llamada economía del cuidado, sea mucho más polémico que la batalla por los impuestos corporativos, al menos entre los legisladores. Los republicanos que ya han establecido una línea dura contra los aumentos de impuestos corporativos están preparados para profundizar aún más para luchar contra los impuestos más altos para las familias ricas. Los demócratas centristas, en particular los de áreas de altos costos, pueden dudar en apoyar nuevos impuestos a los hogares a medida que la economía se recupera de la pandemia. Y eso a pesar de las encuestas que muestran que el apoyo de los estadounidenses a las inversiones en infraestructura en realidad aumenta cuando se enteran de que podría pagarse gravando a los ricos. Cuando se le preguntó sobre las encuestas que indicaban apoyo para aumentar los impuestos, el representante Kevin Brady (Texas), el principal republicano en el Comité de Medios y Arbitrios de redacción de impuestos, expresó su confianza en que los votantes verían la medida como perjudicial para la economía. «El público estadounidense, cuando se explica completamente, lo entiende», dijo Brady a los periodistas el viernes. «Los estadounidenses entienden que no se pueden cobrar impuestos, gastar y pedir prestado su camino hacia la prosperidad». Las deliberaciones de la Casa Blanca están preparando el escenario para la próxima gran pelea legislativa en Capitol Hill, donde es probable que los aumentos de impuestos propuestos para las personas sirvan de combustible al ya feroz debate sobre la imposición de nuevos gravámenes a las grandes corporaciones. Y en esta ronda, incluso algunos de los aliados de Biden podrían resistirse a centrarse en los ricos. Si bien los demócratas están ansiosos por combatir la desigualdad de ingresos, muchos de ellos se sienten más cómodos impulsando a las personas en la parte inferior de la escala de ingresos que tomando a las personas en la parte superior. Biden dice que está tratando de asegurarse de que sus aumentos de impuestos solo afecten a los ricos, prometiendo que no aumentará los impuestos a quienes ganen menos de $ 400,000. Sin embargo, es probable que algunos legisladores demócratas de lugares de alto costo como la ciudad de Nueva York y San Francisco objeten que sus electores que ganan $ 400,000 no cuentan como ricos. E incluso aquellos que son claramente ricos, incluidos muchos que trabajan en Wall Street, en Silicon Valley y Hollywood, se encuentran entre los mayores patrocinadores del partido. Muchos legisladores están presionando simultáneamente para reducir sus impuestos aplicando un tope odiado a las deducciones fiscales estatales y locales, denominado SALT, que golpea más a los ricos. Y la administración ha enviado señales contradictorias sobre si esa línea de $ 400,000 se aplica al ingreso total del hogar o al ingreso individual, una diferencia importante para algunas familias con altos ingresos. «Es más difícil hacer esto contra los individuos, sin duda, en comparación con las corporaciones», dijo un antiguo asistente demócrata. “Van a recibir un rechazo en el Congreso, y recibirán un rechazo de los demócratas del estado azul al igual que están recibiendo un rechazo de SALT”, continuó el asistente. “Porque al final del día, $ 400,000 en áreas azules para familias que viven en Los Ángeles; Condado de Cook, Ill .; o Oakland, California, simplemente no es lo mismo que en, digamos, Des Moines, Scranton o Dayton. Así que ese es el desafío aquí mismo «. La administración aún está trabajando en los detalles de los planes y una serie de propuestas permanecen sobre la mesa, según personas familiarizadas con las discusiones y en contacto con la Casa Blanca. Estos incluyen elevar la tasa impositiva marginal máxima al 39,6 por ciento, donde estaba antes de los recortes impositivos de los republicanos en 2017; gravar las ganancias de capital como ingresos ordinarios por encima de un cierto umbral (la tasa máxima es de casi el 24 por ciento ahora); y la eliminación de la denominada base escalonada en el momento de la muerte, una disposición a veces conocida como la laguna jurídica del “Ángel de la Muerte” porque puede permitir que los ricos pasen los activos a los herederos libres de impuestos. Biden, quien se postuló en una plataforma impositiva inusualmente detallada durante su campaña presidencial, también propuso anteriormente reducir las deducciones detalladas para los ricos, aumentar sus impuestos al Seguro Social y endurecer el impuesto al patrimonio. La batalla en el Congreso reflejará las divisiones del público desde hace mucho tiempo sobre cuánto deberían pagar los ricos en impuestos, si es una buena idea expandir en gran medida el tamaño del gobierno y cuánto importan los déficits de billones de dólares de Washington. Esos debates solo se han vuelto más ruidosos después de un año en el que la peor crisis económica desde la Gran Depresión recayó en gran medida en las personas de ingresos medios y bajos, mientras que los estadounidenses más ricos en realidad salieron adelante. El impacto desigual, que algunos economistas han denominado una recuperación «en forma de K», ha alimentado los argumentos en torno a la equidad en el código fiscal y otras estructuras sociales. «Esta fue una crisis que soportaron los pobres, los medios y los de abajo, y a la parte superior le fue tan bien que debería ayudar a pagar por esto», dijo Austan Goolsbee, un importante asesor económico durante la administración Obama que asesoró informalmente la campaña de Biden. , describiendo el pensamiento entre los partidarios de nuevos aumentos de impuestos. «No creo que sea una locura». En el contexto de la recesión y recuperación del coronavirus, y quizás debido a ello, la administración Biden se beneficiará de tener un electorado que parece estar de su lado cuando se trata de aumentar los impuestos. Una encuesta reciente de Quinnipiac mostró que el 44 por ciento de los votantes apoya el plan de infraestructura de $ 2 billones de Biden, pero cuando se le dijo que se financiaría aumentando los impuestos a las corporaciones, ese número aumentó 9 puntos porcentuales, al 53 por ciento. Y más de la mitad de los votantes apoyan las inversiones en infraestructura financiadas por aumentos de impuestos para las corporaciones y los ricos, en comparación con el 27 por ciento de los que respaldan el gasto sin nuevos impuestos, según una encuesta de Morning Consult de fines de marzo. Cuando cada aumento de impuestos se encuestó por separado, los votantes favorecieron aumentos en aquellos que ganan más de $ 400,000 más que los aumentos para las corporaciones. El apoyo a nuevas subidas de impuestos incluye mayorías en ambos partidos. Tres de cada cuatro estadounidenses atrasan los impuestos a los ricos, a las corporaciones o a ambos para pagar los planes de infraestructura, y eso incluye al 51 por ciento de los republicanos, según mostró una encuesta realizada el jueves por Navigator Research .
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