Entre los delitos cometidos por Ongwen, que escuchó el veredicto sin inmutarse, se encuentran ataques contra la población civil, asesinato, tortura, persecución, esclavitud, matrimonio forzado, embarazo forzado y reclutamiento de niños soldados.
El juez de la CPI Bertram Schmitt necesitó casi dos horas para la lectura pública de la sentencia y narró las atrocidades del ERS entre 2002 y 2005, años en los que Ongwen ascendió en la cadena de mando del grupo armado.
El ERS atacó, en su lucha contra el gobierno del presidente Yoweri Museveni, campamentos de desplazados internos localizados en el norte de Uganda que, supuestamente, eran defendidos por el Ejército.
El Ejército de Resistencia del Señor (ERS), conocido internacionalmente por sus siglas en inglés, LRA (Lord’s Resistance Army),1 es una organización terrorista y extremista cristiana, que opera principalmente en el norte de Uganda, combatiendo contra el gobierno de dicho país, en lo que constituye uno de los mayores conflictos armados de África. Su líder es el fanático Joseph Kony, autoproclamado médium espiritual, quien pretende establecer un régimen teocrático basado en el cristianismo. El ERS ha sido acusado por diversos grupos de defensa de los derechos humanos de cometer graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario, incluyendo el secuestro de personas, la utilización de niños soldados y un gran número de masacres.
El magistrado Schmitt, que leyó en voz alta los nombres de decenas de víctimas, explicó que en los ataques del grupo armado, sus miembros «también dispararon contra civiles. Tenían orden de dispararles en la cabeza y en el pecho para asegurarse de que morían». En el veredicto se explicó que, como comandante del ERS, Ongwen tuvo a su disposición a siete mujeres, de las cuales nombró «esposas» a cinco.»Mantuvo sexo por la fuerza con cuatro de ellas», dijo el juez, que recordó las palabras de una testigo cuando señaló que las violaciones ocurrían «cuando Ongwen quería».
Asimismo, las siete mujeres «eran objeto de palizas con bastones y palos a las órdenes de Dominic Ongwen» y algunas de ellas terminaron «inconscientes, incapaces de caminar y con cicatrices permanentes», añadió el magistrado Schmitt.
El equipo legal de Ongwen, que tiene la posibilidad de presentar un recurso de apelación, había argumentado que su cliente fue una víctima del ERS, pues fue enrolado al grupo armado cuando era un niño y decía obedecer ciegamente a su líder, Joseph Kony.
No obstante, Schmitt indicó que el condenado «no estaba en una situación de completa subordinación a Kony y actuó con frecuencia de forma independiente».
El tribunal con sede en La Haya dará a conocer en una vista posterior cuántos años deberá pasar en prisión Ongwen, que fue trasladado al centro de detención de la CPI en enero de 2015.
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