El Tribunal Supremo Federal de Brasil ha llegado a constituirse como, tal vez, la institución más dominante del país y uno de los tribunales superiores más influyentes a nivel global, en parte porque ha decidido otorgarse ese poder.
Ha apresado a presidentes. Se ha enfrentado a Elon Musk y ha triunfado. Se ha consolidado como uno de los policías cibernéticos más rigurosos del mundo. Asimismo, parece estar dispuesto a convertir a Jair Bolsonaro en el siguiente ex presidente de Brasil en ser encarcelado.
A lo largo de los años, el Tribunal ha supervisado investigaciones penales exhaustivas relacionadas con Bolsonaro y sus adeptos. Como resultado, muchos en la izquierda brasileña creen que el tribunal ha sido clave para salvaguardar la democracia del país ante un intento de golpe de Estado, mientras que los sectores de la derecha sostienen que el tribunal se ha convertido en una amenaza para la democracia misma.
En una entrevista realizada al Tribunal por el New York Times, el presidente del Tribunal, Luís Roberto Barroso, de 66 años, quien además es un ex fiscal del Estado que ha estudiado en las universidades de Harvard y Yale, afirmó que las acciones hechas hasta el momento podrían sentar las bases para una respuesta contingente a nivel mundial para luchar ante el ascenso de la extrema derecha.
“Estamos defendiendo enérgicamente la democracia. Y desempeñamos este papel frente a un movimiento que considero global, radical y de extrema derecha, y que ataca a las instituciones, hace circular información falsa y desinformación y —aún se está investigando— tal vez incluso intentó dar un golpe de Estado.” Afirmó Barroso.
Resaltó el presidente del Tribunal de igual modo que era importante tener en cuenta el contexto, ya que esa respuesta en torno a aquella amenaza la cual refiere el mismo ha sido el resultado de su propia defensa contra acciones para amedrentarle, según indicó poniendo de ejemplo desfiles de tanque “para intimidarlo” (al Tribunal), una petición del expresidente de sobrevolar el Supremo Tribunal Federal con aviones a baja altura para romper las ventanas, y el haberse enfrentado a un presidente que, “el día de la independencia de Brasil, atacó personalmente a los ministros del Supremo Tribunal Federal y amenazó con dejar de acatar las decisiones judiciales.”
Siendo la censura en redes sociales una de las estrategias de división más polémicas usadas por el Tribunal, han surgido naturalmente críticas ante esta medida, indicando que es en sí misma un ataque directo a la democracia.
Como respuesta, según indica Barroso, “el conservadurismo es una opción política legítima. Y es deseable que haya opiniones diferentes. Me refiero al extremismo. La intolerancia, la agresión verbal, los discursos de odio y la violencia física.” Contrastando lo anterior de igual manera con que cada país enfrenta situaciones distintas y por lo tanto una democracia en desarrollo como la de Brasil debía, según apuntó, resguardarse de los riesgos que son palpables.
En otro tenor, el debate ha ido en ascenso no solo gracias a las posturas anteriores, sino también por quienes tildan al Tribunal Supremo Federal de haber jugado un papel ampliado.
Decir que un tribunal juega un «papel ampliado,» significa que su rol trasciende sus funciones tradicionales. Generalmente, los tribunales tienen la responsabilidad de interpretar y aplicar la ley en casos específicos. Sin embargo, un papel ampliado implica que la corte asume un mayor protagonismo en asuntos políticos, sociales o institucionales, influyendo en temas que van más allá de la resolución de disputas jurídicas.
Este tipo de expansión puede incluir decisiones sobre la constitucionalidad de leyes, la protección de derechos fundamentales, o incluso la intervención en crisis democráticas. En estos casos, el tribunal no solo actúa como un árbitro legal, sino también como un garante del orden constitucional, de la democracia y de los principios de justicia.
En cualquier caso, el Tribunal Supremo Federal ha llegado a considerar que ha sostenido el período de democracia más largo en la historia de Brasil, y que ha sido gracias a su obra que no ha decaído.
