Los demandantes, entre ellos George R.R Martin, Escritor de Juego de tronos, y John Grisham, escritor de novelas de abogados muy famosas, alegan que, sin consentimiento, integraron el contenido de sus obras en los modelos de lenguaje para entrenar a ChatGPT. La acción legal fue puesta en la Corte Federal de Manhattan, New York, correspondida al caso 1:23-cv-08292.
Los escritores prohíben a OpenAI, la utilización de sus obras en sus modelos de lenguaje, y solicitaron, además, una indemnización por daños y perjuicios que incluya hasta 150.000 dólares.
Además de la denuncia anteriormente comentada, también se han visto casos similares hacia los gigantescos conglomerados como los son Meta Plataforms y Stability AI.
Ahora que sabemos todo esto, nos preguntamos ¿Es plagio o inspiración?
En el caso de OpenIA, ha manifestado que simplemente sus ChatBots toman los documentos para nutrirse, entrenarse y crear su propio contenido.
Las empresas tecnológicas hasta el momento alegan que los propietarios dentro de las páginas webs pueden bloquear su rastreador web, impidiéndole así a las inteligencias artificiales la introducción de dichos documentos a su lenguaje de entrenamiento.
Varias páginas famosas, como el noticiario New York Times, lo han hecho y han impedido que la AI extraiga los datos de esa página.
Cuando nos adentramos a la jurisdicción nacional, todo lo que tenga que ver con Propiedad intelectual está a cargo de El Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), la cual fue creada en 1955 y desde ese entonces no ha tenido una reforma.